No se precipitó y tuvo en botas de Stoichkov el segundo. La estirada de Dimitrievski evitó el sonrojo de un estadio que ya ha superado sus límites. La pitada al descanso fue potente ...
En medio de tanta crueldad rechazada por la mayoría de los países del mundo, el cinismo de los agresores parece no tener límites, y ya sin sonrojo alguno levantan copas por el genocidio consumado. Lo ...